mi propio tarro de basura

Thursday, April 26, 2007

LA SAL Y LA PIMIENTA

Lo mejor de nuestra despensa

Cierto día, el pimentero de plata menospreciaba al cristalino salero, y con mueca de desprecio, le decía “valgo más que tú, le doy más sazón al huevo, a la sopa y, ¡qué decir del filete!, sin duda, no hay comparación entre mi grandiosa coloración y aroma, con tu humilde sabor y tono.” Apenas hubo terminado la frase cuando de un manotazo lo arrojaron a un saco sucio, junto a una bandeja, dos tenedores y un candelabro.