mi propio tarro de basura

Wednesday, February 04, 2009

REFLEJOS


Inflexiones primarias


El vidrio, pulido concienzudamente, resplandecía con el sol de primavera. Las figuras anormales reflectadas por el improvisado prisma, parecían debatirse en sus décimas de segundo de vida, intentando perpetuarse en aquellas pupilas de expresión inocua, serenas e inmóviles, casi inertes.

El delantal blanco, doblado con precisión a los pies de la cobija de vellón azul, junto a un par de medias marrones colgando del broncíneo y pulido catre, fueron impotentes cómplices. Los zapatos blancos, salpicados de pequeñas gotitas de sangre, se sacudieron con violencia, seguidos de un fuerte sonido ronco, propio de la asfixia.
El suelo de madera acogió la caída de los setenta y cuatro kilos, que hicieron despegar volutas de pelusa y dejaron rastros de grisáceas partículas entre las ranuras de los tablones encerados. Un gorrión colérico volvió a posarse en la higuera tras la única ventana orientada a un patio central, cuando la conmoción hubo terminado.
La expresión de eterno asombro, la lengua mordida en dos secciones, un hilillo descendiente como un arroyo hundido entre las zanjas polvorientas del piso, las medias marrones apretadas alrededor del cuello grueso y algo blando.
La sangre tibia diluida en el interior de las mejillas del ovalado rostro, ahora pálido como el impersonal uniforme, luce mucho más el rubor antes despintado, dándole un semblante corriente y de mal gusto.

El delantal blanco, abotonado sobre el cuerpo delgado y frágil, se sacude cadente en su desplazamiento horizontal hacia un destino incierto; sus frías proporciones sirven de encuadre perfecto para el estoico recipiente de aquellas pupilas insondables: vidriosas celdas de los efímeros retozones prismáticos primaverales.

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