mi propio tarro de basura

Friday, November 10, 2006

EL GATORADE ES PARA DEPORTISTAS, NO PARA BORRACHOS

Una vez me desperté con la media caña (la media novedad, como si a nadie le hubiera pasao), y se me ocurrió beber una de esas hueás, de esas bebidas para recuperar "fluídos", vos cachai, pa rescatar la deshidratación post-copeteo y la hueá, y me dio churrete, de ahí caché que los electrolitos no me querían y nunca más probé esa hueá de gato-rancio.

LOS DEPORTISTAS SI PUEDEN BEBER
Mi hermana chica (chica digo, y es más alta que yo), practica deportes, de hecho, lo hace bastante bien, ha ganado medallas y todo, y cuando la acompañé a Santiago, en el nacional del 2004, me quedé en la casa de mi buen amigo Narciso, y me puse a tomar como condenado, practicando el deporte nacional de los universitarios, empinar el codo. Ahí me di cuenta que todo ser vivo tiene su nicho, o sea, su lugar donde caerse muerto, y el mío está justo en la botillería de la esquina.

ME CAGO IN THE PITY



Estaba pensando que a veces hace mal pensar tanto, dejar de ser proactivo, de mirar pa' delante, como caballito inglés, de esos percherones y la hueá. La cuestión, es que todo ese jaleo me revolvió el estómago y me bajó un lulo de esos medios revolucionarios, enajenados, con ganas de huevear. Y me dio miedo, es decir se me hizo, el chiquitín hizo pucheros, pero al final me cagué en la lástima, en esas miradas de complacencia, en esos gestos de buena voluntad de tus amigos que sí hacen lo correcto, de que te mimen, que te digan "pucha hueón". Me cago, me cago en la "buena onda", en los consejos, en la experiencia, en el puto sistema (aunque suene cliché la hueá, porque lo es), y me cago en la leche, porque ese sentimiento de destruir algo bello existe, es parte de nuestra naturaleza humana.

Ayer me fumé un poema


De puro maricón le robé un poema a un amigo. Estaba arrugadito, listo, llamándome para que lo quemara y yo, ni corto ni perezoso lo agarré y me enrollé uno. Uno bueno. Empecé por el final, donde decía: "aquí llace Floridor Batahola, gran armador de escándalos, piropero a muerte y bebedor a destajo." No alcancé a leer más porque la brasa quemaba fuerte, y el humo me hizo toser y me hizo llorar. Como en esa vieja canción que dice "es el humo del cigarrillo el que me hace llorar", aunque en esta ocasión, el poema, es decir, el verso, me hizo trapicarme (como dicen los huasos, mi vieja es del centro-sur), y me causó "escozor en los párpados", como diría un siútico como yo. Y sí, viste, a veces soy siútico, nena.