ESA RUBIA DEBILIDAD
Me destrozó el co-razón
Asomó la cabeza por la verja de madera, descubriendo unas motas de cabello dorado, hermoso, brillante y pálido, como finos hilos de una telaraña. Me acerqué para sentir el perfume de su sedosa ¡oh, maravillosa!, cabellera. Lo imaginaba suave, cándido y embriagador; de hecho, algo aturdido me encontraba ya cuando por fin me atreví a cruzar la empalizada color rojo tomate. Tal fue mi desilusión luego, que decidí allí, enfrente suyo, morirme de la vergüenza ajena.
1 Comments:
me encantan estas cositas chicas que escribís, como que le sacai la lengua a los tipos que escriben una novela feroz de latosa.
tú con una historia reducida en palabras, que agrada de todas formas.
besos
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